21 de abril de 2016

El proyecto BELLA: conectando Europa con América Latina.

A veces una buena idea viene acompañada de un buen nombre: entonces el acierto es doble, por la bondad de la iniciativa y porque un nombre adecuado hace más fácil la tarea de comunicarla. Y ya sabemos que en la era digital, lo que no se comunica simplemente no existe.

En el caso del Proyecto BELLA -acrónimo de "Vinculando Europa y Latinoamérica" por sus siglas en inglés- el nombre acompaña a la idea. BELLA pretende unir mediante cable submarino de fibra óptica Venezuela, Colombia, Chile, Argentina, Perú, Ecuador y varios puntos de Brasil para luego conectarlos con Europa. La iniciativa ha sido impulsada por las redes de investigación y educación de América Latina (RedCLARA) y Europa (GEANT), con apoyo financiero de la Comisión Europea (aproximadamente 26 millones de euros) y de los gobiernos latinoamericanos (alrededor de 33,5 millones de euros). Cuando vea la luz se convertirá en un hito de la cooperación birregional y de las comunicaciones digitales a nivel global: un bonito nombre para una buena idea.

Si tuviéramos que definir el mundo actual con un sólo adjetivo, ése sería "interconectado". Hoy más que nunca, todo está vinculado con todo: la macroeconomía y la vida cotidiana, la política nacional con la internacional, el ocio y el aprendizaje, lo público y lo privado. Vivimos en una conexión continua, saltando por encima de las barreras espaciales, en un intercambio donde los tiempos son cada vez más cortos y el ritmo cada vez más rápido. Para desenvolvernos con éxito dentro de esta realidad, necesitamos hacer nuestro el potencial que ofrece y superar los obstáculos que vamos encontrando en el camino. Por desgracia, en lo que se refiere a interconexión, Europa y América Latina se estaban quedando peligrosamente desactualizadas. Para muestra, basten las siguientes cifras:

La población conectada a Internet en América Latina ha pasado del 20% a más del 50% en ocho años, con el consiguiente incremento en la demanda de conexiones de datos de alta capacidad. Entre un 20% y un 30% de ese tráfico de datos es hacia Europa, donde se ubican el 20% de los servidores de Internet del mundo y 3 de las 10 principales fuentes de datos. Sin embargo, la mayoría de esas comunicaciones entre Europa y América Latina tienen que pasar por Estados Unidos, puesto que el 90% del intercambio mundial de datos se realiza a través de cables submarinos norteamericanos. El desactualizado cable Atlantis-2, única conexión directa entre ambos continentes, solo sirve para transmisiones de voz.

El Proyecto BELLA viene a suplir esta carencia. BELLA ofrecerá una transmisión directa, segura, más asequible y sin dependencias de terceros países, acercando la banda ancha con más calidad y menor coste a hogares, administraciones y empresas en América Latina. Con ella mejorarán el acceso a la educación, el entretenimiento y la información, pero también el emprendimiento y las oportunidades de participación social y política. Además facilitará la integración birregional, promoviendo los intercambios científicos, tecnológicos, económicos, sociales y culturales.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) explican casi el 18% del crecimiento de las economías de Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia de 1995 a 2012. La digitalización ha contribuido a la creación acumulada de 900.000 puestos de trabajo entre 2005 y 2013 en toda América Latina. En Europa, las TIC emplean actualmente a 7 millones de personas; por cada dos puestos de trabajo perdido en el "mundo real", el mundo de Internet crea cinco. La economía digital europea crece al 12% anual, y ya es mayor que la economía nacional belga, por ejemplo. Estos datos dejan claro que el universo digital ha avanzado en ambas regiones, pero aún hay mucho trabajo pendiente.

Tenemos que reducir la brecha digital, que afecta más agudamente a determinados colectivos: la población rural, las mujeres, los mayores, los pueblos indígenas. Tenemos que digitalizar la educación para multiplicar las oportunidades de nuestros ciudadanos y la competitividad de nuestras economías. Tenemos que favorecer el uso de las nuevas tecnologías en las empresas, particularmente en las PYMEs. Tenemos que lograr una mayor cooperación entre las redes de investigadores y docentes, y construir un verdadero espacio común de innovación y conocimiento que tenga en su centro a las universidades europeas y latinoamericanas. Para todo ello será útil el proyecto BELLA.

No obstante, las grandes infraestructuras como el cable transatlántico no bastan si no vienen acompañadas de un marco regulatorio adecuado, que facilite la innovación y promueva la digitalización de los procesos productivos, la educación y el funcionamiento de las Administraciones Públicas. La cooperación birregional debe ayudarnos en la construcción de ese marco, garantizando la interoperabilidad, la neutralidad de la red, la privacidad y la protección de los datos personales.

Sobre la base de un marco regulatorio bien construido y de infraestructuras de telecomunicaciones de última generación, Europa y América Latina estarán mejor preparadas para hacer frente a los grandes retos de nuestro tiempo, ya se trate de la transformación hacia una economía más productiva, verde y eficiente, de la lucha contra el cambio climático, de la respuesta a emergencias o de la reducción de las desigualdades.

Europa y Latinoamérica no pueden dejar pasar el tren de la innovación digital, que hoy por hoy es una clave de bóveda de la economía global. El cable transatlántico de fibra óptica supone un paso de gigante en esa dirección, pero a ese gran paso deben seguir muchos otros.

Publicado en El País, 20/04/2016