15 de febrero de 2016

Mucho de la RSC en España ha sido "cartón piedra". Entrevista 15/02/2016

España es un país que tiene una estadística de RSC "bastante brillante", pero la realidad que se oculta detrás del escaparate no es tan luminosa, según afirma el eurodiputado Ramón Jáuregui, para quien mucho de la realidad reportada por las empresas ha sido "cartón piedra".

En una entrevista con EFE-RSC, Jaúregui, uno de los pioneros en esta materia en España e impulsor de la legislación sobre Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que vio la luz en 2011, afirma que la penetración de la idea en la realidad empresarial es "discutible" y "hay de todo".

A su juicio, "ha habido compañías que han hecho un trabajo muy intenso y otras que no se lo ha tomado en serio nunca".

"Creo que ha sido un poco cartón piedra mucho de todo esto, ha sido mucho de imagen, porque la idea reputacional ha presidido la implantación" de la RSC, "pero su conversión, su implementación en las estrategias de las compañías deja mucho que desear".

¿En España hay más Márketing social que conciencia social? "En general, en todas partes", sentencia Jáuregui, para quien "no se puede ser competitivo en el mundo global en el que estamos si no eres muy responsable en todos los ámbitos".

Y ¿quién hace de palanca? ¿quién mueve a las empresas?. La experiencia nos demuestra que "el consumidor no ha sido como creíamos una palanca potente de impulso a la RSE (Responsabilidad Social Empresarial)", dice Jáuregui, que destaca que aunque las estadísticas muestren que el consumidor quiere comprar de manera responsable, lo cierto es que compra "bueno, bonito y barato", si puede ser.

Por el contrario, para Jáuregui, en el ámbito financiero, y sobre la base de que el capital se va popularizando y que los fondos y los bancos reciben el ahorro de muchos ciudadanos, la exigencia informativa de la veracidad de las compañías en las cuentas, en los ránking bursátiles, se ha convertido en un "poderoso" impulso a la transparencia.

"La exigencia informativa y de transparencia sobre la naturaleza del negocio, lo que llaman el reporte integrado, está adquiriendo tal fuerza que está obligando a las compañías a ser cada vez más transparentes", añade, para quien Volkswagen es un buen ejemplo de ello: "Detectada en un fraude, su reputación no está siendo percibida tanto en la venta de los coches como en la valoración financiera de sus acciones".

Sobre cómo ha influido la crisis en el desarrollo de la RSE, para Jáuregui, por un lado, ha destruido muchos de los esfuerzos que las empresas habían estado haciendo en favor de la RS, pero también ha desnudado la responsabilidad social concebida desde una perspectiva de una 'technicality' reputacional o simplemente comercial.

Lo que sigue fallando, considera Jáuregui, es la falta de índices de censura pública objetivos.

Sobre si es necesaria una nueva regulación en España, el ex ministro se muestra crítico. Con el Gobierno del PP, que "paralizó" el desarrollo de la Ley de Economía Sostenible y el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas (CERSE); con la CEOE, que "nunca quiso" este Consejo y "nunca ha apoyado una política de RS en serio"; con el sindicalismo, que "no lo ha incorporado a su agenda reivindicativa"; con los medios de comunicación, que "prácticamente ya no informan", o las ONG, que han dejado de examinar las memorias.

Sobre qué se puede hacer, el eurodiputado aboga por beneficios, de tipo fiscal, a los comportamientos de las empresas "especialmente sostenibles o responsables" y por fomentar la cultura de la RS con medidas "obligatorias", en aspectos como la regulación de la información.

En cualquier caso, a su juicio, son los sectores económicos los que tienen que ponerse de acuerdo para establecer cuáles son sus estándares de responsabilidad social.

"No es lo mismo -explica- aplicarlo al textil que a los bancos, a las fábricas de coches que a las ingenierías. Cada empresa es un mundo, de manera que la recomendación europea en este sentido va en la línea de que cada sector tiene que ser capaz de construir sus parámetros".

Para el ex ministro, en general, las empresas españolas lo han hecho bien fuera, sobre todo si nos centramos en Latinoamérica, pero se ha perdido la oportunidad de "dar una imagen de marca a la presencia internacional de España, cosa que -asegura- podríamos haber hecho".

"El esfuerzo que hemos hecho por parte de las compañías españolas(...), todo ese paso gigantesco de modernización en los servicios no ha ido acompañado de una etiqueta, de una marca", afirma Jaúregui, para quien esto no quiere decir que "lo hayan hecho mal".

A su juicio, en general el comportamiento a favor de las clases profesionales propias en cada uno de esos países, a través sobre todo de la formación, "ha sido enorme", pero "hemos perdido la identificación de una marca España por el buen hacer".

Pese a ello, Jáuregui considera que en este terreno "no está todo perdido" y aún hay una oportunidad para las compañías españolas.

En conclusión, pese a su mirada crítica a la situación de la RSC en España y en Europa, el ex ministro sigue viendo abierta una "puerta a la esperanza" porque los movimientos de fondo de la sociedad siguen siendo muy exigentes y sigue habiendo "impulsos de demanda de exigencia social a las compañías que no les van a permitir ser competitivas en un mundo global si no son sostenibles ni socialmente responsables". EFE-RSC