9 de noviembre de 2013

Entrevista ABC 8/11/2013

El exministro Ramón Jáuregui ha dedicado buena parte del último año a preparar el documento-marco de 400 folios que mañana va a empezar a debatir la Conferencia Socialista. En ella, va dirigir los trabajos de la ponencia sobre reformas democráticas, su tema favorito.
-¿Por qué cree que concita el aplauso unánime de un PSOE tan dividido en otros temas?
-Para mí es un orgullo seguir aportando a la causa en la que creo, no solo a la socialista sino la de España.
-Está al final de su vida política pero echan mano de usted para todo. Ahora se habla de encabezar la lista europea. ¿Punto y final, o no?
-Estoy en el final de mi vida política aunque no me quiero retirar mañana. Soy partidario de que la jubilación se produzca a los 70, de manera que, hasta esa fecha, estoy a disposición de mi partido.
-¿Qué es lo que más le ha satisfecho del trabajo de la Conferencia?
-La reflexión de la introducción es lo más notable. Es una apelación a adaptarnos a los nuevos parámetros en los que la izquierda tiene que responder a las aspiraciones humanas de dignidad, de justicia y de cohesión social. Nunca habíamos hecho una apuesta de reformas democráticas tan radical. Hemos articulado una respuesta a la triple crisis española: la territorial, la democrática y la socioeconómica. Y pienso que hemos acertado presentando un envolvente perfecto que es la reforma constitucional...
-Pero Rajoy ya ha dicho «no».
-Pienso que no está convencido de lo que dice. Él sabe que este tiempo va a llegar pero prefiere esperar a la siguiente legislatura. Aunque está más convencido de lo que parece de que estas reformas, va a haber que abordarlas. Ahora no puede porque tiene un PP que le tiene prisionero. Pasa un poco con la lucha antiterrorista. La manera en que el Gobierno ha gestionado la sentencia de Estrasburgo pone en evidencia que es más prisionero de su pasado de lo que necesita España en cuanto a tener una derecha moderna. Solo temo en el asunto territorial, en concreto con Cataluña, que cuando llegue el momento de hacer la reforma los puentes no estén demasiado rotos.
-En el tema religioso, ¿de verdad denunciarán los acuerdos con la Santa Sede?
-Sí. No es un brindis al sol. En el tema de la laicidad las convicciones del PSOE son claras y rotundas; en gran parte porque la Iglesia española se lo ha ganado a pulso y, en parte, porque «ley Wert» ha devuelto a la radicalidad del problema religión/educación.
-¿En qué medida puede condicionar eso la llegada al Papado de Francisco, al que ustedes consideran más cercano a sus tesis de justicia social?
-Yo creo que favorecerá el diálogo. Pienso que hay una iglesia nueva y a quien le plantea una reflexión más profunda es a la jerarquía de la Iglesia española. Pero, en el debate de la laicidad, nosotros partimos del reconocimiento de las religiones como un elemento de la vida pública, no como un aspecto solo de la intimidad.
-¿Va a haber algún acuerdo sobre el calendario de primarias en esta conferencia?
-Puedo asegurar que el domingo no va a haber ningún acuerdo en materia de primarias, salvo los principios que van a regir su celebración, pero ni su calendario ni su reglamento. Eso sí será aprobado en una reunión del Comité Federal en Navidad.
-¿Peligra la estabilidad de Rubalcaba porque aparezcan candidatos?
-Yo no tengo ningún reproche para lo que llamaríamos la «pasarela» porque, si haces primarias, hay que aceptar que los candidatos tengan una notoriedad y la expresen. Es una consecuencia natural de lo que vamos a hacer y está en el paisaje.
-¿Le sorprende que Carme Chacón haya pasado de presentarse, en 2011, a decir que solo se presentará si ve que tiene apoyos?
-Aprecio que los candidatos evalúen sus condiciones y solo lo sean si se sienten capacitados.
-...Y Rubalcaba, ¿debe presentarse a esas primarias?
-Está mostrando una capacidad de sacrificio y de responsabilidad dignas de elogio. Le elegimos porque es un dirigente maduro, sensato, capaz de pilotar una nave en una «tormenta perfecta» como la que está siendo. Si es o no el candidato para la siguiente etapa, solo él lo sabe pero no puede decirlo hasta que llegue el momento.