22 de febrero de 2013

Entrevista Tiempo 22/02/2013



De sus manos saldrá la nueva cara política del Partido Socialista para ser una alternativa de Gobierno. En este sentido, es consciente de que cualquier cambio pasa por recuperar la confianza de una sociedad cada vez más alejada de los partidos. También es el portavoz del PSOE en la comisión constitucional del Congreso.
¿Por qué defienden ahora una reforma constitucional que no impulsaron en el Gobierno?
Cada tiempo tiene su afán. En España hay un conjunto de circunstancias que justifican la conveniencia de replantear nuestro marco. No solo el tema catalán. Hay muchas razones para repensar nuestro marco de convivencia. Por ejemplo, con todo lo que ha sucedido los últimos meses, mejorar la calidad de nuestra democracia es un imperativo.
¿Qué aspecto es más urgente tocar?
No todo es constitucional. Hay que emprender una reforma importante de nuestro entramado legislativo respecto a la corrupción, del sistema electoral, el sistema de los partidos y su financiación. También mejorar la transparencia general del sistema. Es un paquete que se podría llamar de recuperación de credibilidad de la política y la calidad de nuestra democracia.
¿Y respecto a la Corona?
Hay que tocar al menos tres aspectos: quitar la prevalencia del varón respecto a la mujer, dar un estatus más sólido al heredero y aumentar la transparencia de la institución.
¿Teme un contagio del soberanismo catalán al País Vasco?
No lo creo. El debate catalán afecta al nacionalismo vasco, por supuesto, pero en este momento solo le perturba, no le interesa una tensión identitaria. Estamos en otra cosa en el País Vasco. Euskadi vive ahora la reconstrucción social tras la violencia. En el campo de las reivindicaciones nacionalistas nunca podrá estar mejor de lo que está. Cualquier horizonte independentista sería perjudicial para los vascos.
¿Convencerán al Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) para que se baje del carro del derecho a decidir?
Me gustaría que la posición territorial del PSOE fuera plenamente asumida por el PSC y que ese derecho a decidir se plasmara como el refrendo de una nueva Constitución y un nuevo Estatuto, el refrendo de todos los españoles a un nuevo marco constitucional y, si de ahí se derivara un marco autonómico propio, de los catalanes posteriormente. No contemplo un derecho solo de los catalanes para independizarse.
¿Fue un error prometer que el Estatuto lo decidiría Cataluña en solitario?
Fue un error la interpretación de que se iba a privar al Parlamento de su función negociadora. Pero el mayor error fue no integrar al PP en ese proceso. Esa ruptura no fue buena, como tampoco lo fue la campaña del PP contra el Estatuto. El segundo error fue no evitar una tramitación absurda con referéndum antes del fallo del Constitucional. No puede ser que un tribunal elimine tres años después lo que un pueblo ya ha ratificado. Una de las correcciones que haremos a la política autonómica es esa: recuperamos el recurso constitucional previo al referéndum.
¿Cree que Rubalcaba será el candidato socialista a la presidencia de Gobierno?
No lo sé. Hay que esperar a que pase la conferencia política. A partir de octubre se clarificará el escenario. Obviamente habrá primarias, pero cuándo y con quienes, aún no lo sé.
¿Le gustaría que se presentara?
Si está fuerte y es el líder más sólido, sí.
¿Teme que el PSOE no ilusione con las primarias abiertas?
No entiendo por qué hay que ponerse en una hipótesis tan negativa.
¿Cuántos participantes en ese proceso se considerarían un fracaso?
Estas primarias se hacen para que los ciudadanos elijan el candidato del PSOE. Es importantísimo. La gente pide que se abran las listas, pero lo que proponemos es que sean los ciudadanos y no el partido quienes elijan su candidato. Si esto se aplica a alcaldes, presidentes de comunidades autónomas y presidente de Gobierno, estás dando el poder a los ciudadanos. Y en ese sentido muchos [participantes] es formidable. Pocos, muy preocupante.
En Francia, por ejemplo, fueron tres millones de personas.
Una votación con dos millones de españoles me parecería un triunfo histórico pleno. Hay que tener en cuenta que en Francia son veinte millones más y con una cultura democrática muy profunda. En ese sentido, queremos millones de españoles. No cientos de miles.
Últimamente ni el PP ni el PSOE consiguen buenos datos en los sondeos. ¿Hay crisis del bipartidismo?
Hay una crisis que produce desafección, una fenomenología de corrupción que desgasta más a los partidos grandes y 35 años de historia de bipartidismo y, por tanto, resulta fácil culparles de todo. Eso está influyendo en una cierta crisis del bipartidismo, pero es prematura. Cuando el ciudadano toma la decisión de a quién elige, es probable que acabe volviendo su confianza hacia los partidos que le dan más fiabilidad. Dicho esto, tenemos una reflexión pendiente para recuperar el afecto de los ciudadanos hacia los partidos y la democracia.
¿Comparte la crítica de que no se puede hablar de socialismo en hoteles de lujo?
Lo de los hoteles, desde luego no. A veces los hoteles son más baratos que otros espacios públicos. ¿Dónde nos reunimos si no, en las parroquias? No hay una cultura del despilfarro en nuestra actividad. No comparto esa acusación fácil. Hay que vivir con modestia y ser austeros, pero no admito que estemos despilfarrando. Vivimos honradamente y en los lugares más adecuados para ello. A las parroquias íbamos cuando estábamos en la clandestinidad, pero vivimos en el siglo XXI.
¿Que medidas son necesarias para combatir la corrupción?
Hay que perfeccionar el sistema atacando fundamentalmente la ley de contratos del Estado, la ley de financiación de los partidos y las leyes penal y procesal penal. Es imprescindible acelerar los procesos y endurecer la penas, así como sancionar a las empresas e impedirles contratar con la Administración si han participado en delitos de cohecho. Y en materia de partidos, creo que hay que prohibir todas las donaciones e impedir las aportaciones privadas a las fundaciones. Medidas tiene que haberlas, pero es muy importante el espíritu con el que afrontemos la situación. Los acontecimientos nos impulsan a grandes acuerdos.
Es difícil llegar a acuerdos cuando se pide la dimisión del rival político.
No es incompatible. Yo creo que la petición de dimisión es consecuencia de una alarma social muy grave surgida con la información de la financiación ilegal del PP y los supuestos pagos internos en dinero B. Todo esto está pendiente de una verdad y una comprobación judicial que pueden tardar mucho, pero la petición de dimisión surge en esas circunstancias y es al presidente a quien le corresponde responder si se siente o no seguro respecto a lo que vaya a devenir en el proceso. Al día siguiente de esa posición política queremos seguir colaborando para construir una respuesta del Parlamento y todos los partidos a esta situación.
¿Debe ser responsable un líder político de las actuaciones de sus subordinados?
Así ha ocurrido siempre. Se atribuyen responsabilidades políticas solo por jerarquía. En otros países el nivel de exigencia a los representantes públicos reclama una ejemplaridad y a eso es a lo que vamos aquí.
¿Deben por tanto asumir responsabilidades Rajoy, Griñán o Caldera?
Es necesario examinar caso por caso para valorar si la responsabilidad de los máximos mandatarios queda afectada por una responsabilidad in vigilando. No se puede aplicar siempre, porque ese encadenamiento por sistema no dejaría a nadie.
¿Ha sido firme el PSOE con los escándalos de los ERE, Campeón o Ideas?
Yo creo que sí. No podemos extremar la culpabilización política cuando la investigación o los hechos se circunscriben a algo muy personal. Creo que en muchos de ellos hay que tener paciencia para no exigir que personalidades muy notables asuman responsabilidades sin una imputación seria.
¿Qué opina de los indicios de espionaje que se han detectado en Cataluña?
Como dijo Rubalcaba, la pretensión de espiar a los adversarios políticos me parece repugnante.
Antes decía que se ha alcanzado la paz. ¿Qué falta para la disolución de ETA?
El paso fundamental sería que efectivamente anunciara la disolución. Estamos caminando en esa dirección y las cosas se están haciendo irreversibles. Nunca puedes estar seguro y con tantos años me he visto rectificado a mí mismo, pero mi impresión es que esto ya va para siempre. En la medida en que el espacio de Sortu se consolida, la apuesta por la política de ese grupo parece definitiva. ¿Qué sería lo mejor? Que se disolvieran directamente, porque eso ayudaría a facilitar una política más generosa con el entorno de esos presos.
Generosidad, ¿hasta dónde?
No lo puedo concretar. Se trata de que una vez disuelta ETA se vayan superando los residuos de estas páginas tan trágicas de nuestra historia. Eso durará muchos años.
Publicado en Tiempo.Entrevista de Luis Calvo.Foto: David García. 

18 de febrero de 2013

Ganarse el Futuro.Diálogo sobre Europa.
















El pasado sábado 16 de Febrero, se ha celebrado el primer Diálogo de los cinco que preceden y complementan la Conferencia Política 2013.
En esta ocasión la Convención ha debatido sobre Europa.
Las distintas intervenciones se dividieron en Apertura, tres paneles con ponentes y turnos abiertos y las conclusiones y clausura.

A continuación, el panel completo sobre "Hacia una Europa Federal.La Unión Política".



El resto de videos pueden verse en el canal YouTube PSOE.


1 de febrero de 2013

¿Qué está haciendo el PSOE?


Hemos iniciado un ambicioso proceso de reforma ideológica y de modernización del proyecto socialista y todavía lo sabe poca gente. Recibimos críticas por nuestra aparente pasividad y eso pone en evidencia que la decisión de hacerlo discretamente, sin publicidad ni comunicación externa, ha podido ser un error. Lo cierto, sin embargo, es que desde la primavera del año pasado más de 300 expertos en todas las disciplinas, mayoritariamente ajenos a la militancia partidaria, pero comprometidos con nuestras ideas, están debatiendo y escribiendo sobre los grandes y graves problemas de la España de hoy.
El impulso inicial de este proceso fue, naturalmente, nuestra propia derrota electoral y sus provocadoras consecuencias, en lo que a revisión de nuestras alternativas se refiere. Pero, casi al mismo tiempo, fuimos observando que la reflexión debía abarcar muy diferentes planos de nuestra realidad sociopolítica, gravemente afectados por la sucesión de crisis que padecemos. No, no era solo que el PSOE debía cambiar y reformular sus alternativas. Se trataba de algo más importante todavía: Era España y su democracia, eran sus instituciones y su marco de convivencia los que se estaban descosiendo y reclamaban una seria e inaplazable reconsideración.
El diagnóstico es conocido. España necesitaba revisar las bases de su modelo económico y social porque la crisis y la burbuja nos habían producido heridas profundas en todos los parámetros de nuestra política económica. En un sistema fiscal que ha quedado obsoleto, en el modelo productivo, en el sistema energético, en las cuentas públicas, en la calidad de nuestra educación y de nuestra Universidad, en la I+D+i, en la sostenibilidad de nuestros servicios públicos…, en casi todo. Crecía, cada día, desde entonces, nuestra convicción de que España necesitaba una sacudida profunda para recuperar la política y mejorar nuestra democracia. Las quejas y la indignación contra la corrupción llaman a nuestra puerta día sí, día también. El rechazo a los partidos crece y la participación de los ciudadanos en la cosa pública se ha reducido notablemente. Urge pues combatir la desafección y la crisis de la política en España. Todos los días, desde el 11 de septiembre, asistimos a nuevos episodios de la pretensión soberanista de Cataluña en un país que, desde hace no mucho, ha empezado a desconfiar del sistema autonómico mientras crece el discurso recentralizador.
Esta pulsión antagónica, puede llevarnos a la destrucción de un modelo que fue ejemplo en el mundo de identidad y cohesión y que ha servido con éxito, desde hace 30 años, al único proyecto razonable de hacer España con sus nacionalismos.
Todo esto en un país con seis millones de parados, con la mitad de nuestros jóvenes sin trabajo, con un crecimiento alarmante de la pobreza en muchos hogares, unos servicios públicos a la baja y una desconfianza colectiva en el futuro que nos paraliza.
Algunas concreciones son posibles ya hoy en la mitad del proceso de reflexión.
Primera. La velocidad del agravamiento de los problemas de la crisis política y territorial en España, no permite esperar. Es urgente definir posiciones y enfrentarse a la situación que vivimos con propuestas inmediatas.
Segunda. La naturaleza estructural de los problemas reclama diálogos y grandes acuerdos entre las principales fuerzas políticas del país. Será necesario instalar en el país un tiempo nuevo, de complicidades y convergencias entre muy diversos agentes políticos, culturales, económicos, sociales y mediáticos. Un nuevo clima de compromiso y voluntades colectivas con afán de superar estas circunstancias adversas, sin retroceder sobre los grandes avances de estos últimos 30 años.
Tercera. No son suficientes las actuaciones parciales o puntuales. Los problemas de nuestra democracia, de nuestro modelo económico, el descrédito de algunas de nuestras principales instituciones, partidos y representación pública especialmente, reclaman cambios transversales y profundos en nuestras reglas básicas.
Cuarta. La profundidad de los cambios que estamos viviendo nos obligan a innovar y buscar otras vías, otras respuestas, especialmente a la izquierda, superada en parte por la globalización y la financiarización de la economía. Innovar en un sentido amplio que incluye la política, la economía y la sociedad.
Ha ido tomando cuerpo en la mayoría de los trabajos previos,la necesidad de poner sobre la mesa nuestra Constitución. Somos conscientes de los riesgos de esta propuesta, pero nuestra convicción es que no son posibles las soluciones fuera de su reforma. En el modelo territorial, por ejemplo, la única vía de cuadrar el círculo de las pulsiones soberanistas con los problemas que presenta el modelo autonómico, es abordar un nuevo diálogo y algunas correcciones federales al Título VIII.
La defensa del modelo de igualdad y de protección social, uno de los pilares de nuestra democracia, requerirá también reformas en la regulación de nuestros derechos y libertades. La transparencia de nuestra democracia nos llevará a cambios inaplazables en el funcionamiento del Parlamento, en la Ley Electoral, en las condiciones de ejercicio de la política, en la Ley de los Partidos Políticos…
Finalmente, Europa. En Europa radican parte de nuestros problemas y todas las esperanzas. Nuestro proyecto de crecimiento económico y de empleo, la reforma fiscal en la que estamos trabajando, el Estado de bienestar en el que creemos, solo son posibles con una Europa federal en la que se dé un triple avance: Más unión política, mayor y mejor gobernanza económica y un modelo social sostenible y adaptado a la globalización. El próximo 16 de febrero discutiremos con todo el socialismo europeo esta propuesta que ya hemos elaborado en el PSOE, con la intención de que sirva de base programática al PS de Europa, en junio de 2014. Por cierto, a los que no nos ven, debo recordarles el extenso y fructífero protagonismo que la actual dirección del PSOE está teniendo en los temas europeos. Incluidos los consensos con el Gobierno, que tan bien le vienen a España.
Cuando iniciamos este ambicioso proyecto renovador, hablamos con muchos compañeros protagonistas de la gran tarea modernizadora del PSOE, a partir de su victoria electoral en 1982. Almunia, Maravall, Solana, Solchaga, el propio Felipe González, nos recordaron que lo que estábamos queriendo hacer se parecía mucho, salvando las enormes distancias, a lo que aquellos jóvenes dirigentes socialistas se propusieron en 1980, después del trascendental 28º Congreso del PSOE: Una propuesta de Gobierno para una España democrática en Europa. Eso mismo hemos hecho ahora, encargar a jóvenes y a prestigiosos investigadores y analistas la conducción de los debates en los más de 15 grupos de trabajo que están elaborando esta reflexión, para dotar al PSOE de un proyecto para España, económicamente moderno, socialmente justo y territorialmente integrado.
Publicado en El País, 1/02/2013