30 de enero de 2010

La Europa de hoy y su papel de liderazgo .

Hay una Europa ideal que ha tomado cuerpo de la historia de guerras que nos atraviesan. Es la Europa que describe George Steiner, no como «un lieu de la mémoire», sino, mucho más como «un lieu de l´avenir». Es la Europa de Habermas que reclama hoy, sesenta años después de su inicio, un verdadero proceso constituyente para construir una Europa Federal. Junto a ella, hay una Europa real, pragmática, contradictoria. Es La Europa unida de los veintisiete países que la conforman hoy, que, sin embargo, ha construido una historia de éxito. De éxito relativo, claro, porque siguen pesando lastres históricos, intereses nacionales, complejidades institucionales, incapacidades políticas y objetivos frustrados. Pero, construir «la unidad de la diversidad europea», no era ni es posible hacerla de otra manera y no hay ninguna otra experiencia ni histórica ni geográfica de articulación supranacional, que haya alcanzado tal magnitud. Por otra parte sí, es verdad, que ha habido mejores y peores momentos, más o menos liderazgo europeo, lentitud exasperante, errores tácticos o estratégicos, pero siempre hemos avanzado. La línea de tendencia de los sesenta años de construcción europea es, claramente, una línea de ascenso y de avance y la perspectiva histórica no puede considerarse más que en clave positiva.

La entrada en vigor del Tratado de Lisboa y la puesta en marcha del nuevo organigrama institucional surgido de él, responden a estas circunstancias que estamos describiendo. Y es en ese contexto en el que se ha iniciado la Presidencia española del Consejo Europeo, en un momento clave para la UE y para España. Primero, porque estamos saliendo de la peor crisis económica en décadas, y debemos hacerlo de forma coordinada y con un modelo de crecimiento nuevo y sostenible. Segundo, porque, con el Tratado de Lisboa en vigor, corresponde a España liderar su aplicación y desarrollo. Tercero, porque el Tratado debe servir también para marcar un punto de inflexión en el desarrollo de la Europa social y de la ciudadanía europea, dando a ésta verdadera voz en los asuntos de la Unión. Y cuarto, porque Europa tiene que reafirmar su papel de liderazgo en el orden internacional, para poder seguir siendo un paradigma de democracia, derechos humanos y progreso social en el mundo.

El presidente Zapatero compareció el pasado día 20 en el Pleno de Estrasburgo para exponer su programa. Quisiera destacar dos comentarios. Su discurso inicial fue impecable y rotundo. Durante treinta minutos explicó su programa con conocimiento y precisión. Sin mirar un papel y con notable coherencia, desarrolló un ambicioso programa, especialmente volcado en los temas energéticos, y en su apuesta por la innovación como base de competitividad para Europa. El segundo comentario se refiere al PP español. Su actitud fue también impecable. Sus comentarios e intervenciones fueron respetuosas y solidarias, consecuencia del pacto que hemos suscrito para apoyar la Presidencia española.


Colaboración Mensual para ABC durante la Presidencia Española UE.

28 de enero de 2010

Un nuevo contrato social

La presentación por el lehendakari de su proyecto político ante los consejeros y altos cargos, el pasado día 14, fue titulada en casi todos los medios de comunicación como una propuesta para «renovar el contrato social de los vascos». Este concepto tuvo en su origen (J.J. Rousseau, 1762) la pretensión de fundar las bases del pacto entre individuos para hacer posible la convivencia humana. Pero desde la Revolución Francesa hasta aquí la teoría política la ha ido llenando de contenidos adaptados a las bases sobre las que se construía la sociedad política. El lehendakari añadió que quería trabajar «para construir una Euskadi de ciudadanos libres, solidaria, sostenible y competitiva». Creo estar seguro de sus intenciones y objetivos en torno a su idea de ciudadanía y libertad, a su proyecto de país en paz y tolerancia en su pluralidad. Pero no es menos importante el otro plano, porque intuyo que se propone replantear muchos de los parámetros sobre los que hemos construido nuestro 'modelo social' o, dicho de otra manera, pretende suscitar un debate con partidos, agentes sociales y organizaciones cívicas y sociales sobre las bases financieras de nuestro Estado del Bienestar, sobre las necesidades inversoras en competitividad y modernización del sistema productivo, eficiencia en la gestión de los servicios públicos, etcétera. Personalmente creo que se trata de un acertadísimo y oportunísimo debate, aunque es extraordinariamente difícil de manejar y concluir.

Partimos de una triple constatación:

Primera: El sistema de protección social y Estado del Bienestar vasco es bastante avanzado y notablemente mejor que el del resto de España (exceptuando Navarra): niveles de pensión más altos, sanidad pública de alto nivel, educación gratuita que avanza en la inclusión del 0-6 años y unos índices y niveles de atención a los colectivos vulnerables o discapacitados o excluidos que son propios de países europeos avanzados.

Segunda: Toda una serie de circunstancias adversas amenazan la sostenibilidad económica del sistema: Bajar impuestos y reducir el peso económico del Estado se ha convertido en una doctrina triunfadora del neoliberalismo; reducir costes fiscales y sociales del empleo es un requisito exigido por los empresarios para crear más empleo; la población envejece porque se alarga la esperanza de vida, los costes de los servicios públicos se disparan por una demanda cada vez más amplia y exigente; hay dificultades para congeniar el principio de necesidad con el de universalidad de los servicios; la gestión de estos servicios resulta encarecida por la burocracia o por el gremialismo, etcétera.

Tercera: Desde una óptica de moral social, o de justicia distributiva, las necesidades de las sociedades del bienestar, aunque sean avanzadas, distan todavía mucho de un ideal de justicia. Dicho de otro modo, las necesidades sociales de los menos favorecidos siguen siendo muchas y el Estado del Bienestar en Euskadi continúa reclamando más y mejores atenciones, sobre todo en tiempos de crisis.
Con estos mimbres, ¿cómo recomponer el cesto de nuestro 'contrato social'?

He aquí algunas recomendaciones imprescindibles para el debate que ha propuesto el lehendakari, formuladas de manera telegráfica:

1) No hay Estado del Bienestar posible sin una economía tendente al pleno empleo. La fuente del empleo no es el Estado, sino la empresa competitiva. La base de la redistribución social es el incremento de la productividad. Los esfuerzos de la izquierda política deben centrarse en ese objetivo primordial en tiempos de alto desempleo como los que vivimos.

2) Una modernización de la gestión en los servicios públicos es imprescindible. Flexibilidad, descentralización, externalización, concertación deben ser aplicadas con valentía, como lo han hecho los modelos socialdemócratas del Norte de Europa.

3) Hay que revisar la política fiscal. El debate fiscal es clave en la política socialdemócrata. Hemos perdido mucho terreno ideológico en los últimos veinte años y tenemos que regenerar la conciencia social sobre la contribución fiscal como base de Estados serios, de servicios públicos imprescindibles, de cohesión social en sociedades dignas. La dimensión internacional de la fiscalidad es otro de los temas imprescindibles de este debate.

4) Algunos servicios públicos requieren contribución del usuario. Es el caso de la formación universitaria (tasas), o de la dependencia (copago), o de las tasas extraescolares (servicios complementarios de la educación básica). Deberíamos estudiar, por ejemplo, si la contribución familiar de los vascos a la educación universitaria guarda relación con los países en los que la Universidad es de máxima calidad. ¿Es posible subir las tasas de todos mejorando las becas de quienes no tienen recursos?

5) La creciente individualización de las relaciones laborales, la debilidad sindical, la flexibilidad, la renuncia forzosa a convenios y leyes mínimas, la conversión de la relación laboral en mercantil a través de la externalización a trabajadores autónomos son sólo algunos ejemplos del deterioro del contrato laboral clásico, que perturba las bases financieras y filosóficas del sistema. La defensa del Estado del Bienestar nos reclama también una defensa moderna e inteligente del modelo laboral creado en la segunda mitad del siglo XX, que sustenta las bases económicas del sistema.

¿Pueden combinarse objetivos tan ambiciosos como contradictorios? ¿Alguien lo ha hecho o lo está haciendo? Déjenme que les añada un dato definitivo. Suecia, Dinamarca y Finlandia están entre los cinco países más productivos del mundo, que a su vez tienen los modelos de bienestar más desarrollados.
Creo entender que éstos son los temas que nos propone el lehendakari para renovar nuestro contrato social y para superar la pesadez del tema identitario y conectar al país con la modernidad y con lo necesario. Mejor diríamos, con lo urgente.



El Correo. 28/01/2010

21 de enero de 2010

Demasiadas prejubilaciones

Casi la mitad (el 45%, aproximadamente) de los que se jubilan cada año en España, lo hacen por debajo de los 65 años. Algo menos de cien mil personas, de las 200.000 que pasan cada año a engrosar la nómina de la Seguridad Social, lo hacen en cualquiera de las modalidades de prejubilación conocidas: prejubilaciones especiales a los 64 años, parcial (contrato de relevo), sin coeficiente reductor y con coeficiente reductor.

De entre todas ellas, el 60% aproximadamente lo son con coeficiente reductor y casi un 30% son parciales; es decir, utilizando el llamado contrato de relevo, una modalidad que crece cada año.

No es fácil estimar cuántos de estos casi cien mil trabajadores españoles que se prejubilan cada año lo hacen voluntariamente, pero, probablemente, son los menos. En todo caso, me pregunto: ¿Es esto razonable? ¿Podemos sostenerlo?

Argumentaré primero desde una perspectiva de filosofía social. La idea de que los empleados más mayores son demasiado caros y que pueden ser sustituidos por empleados más inexpertos, pero muy productivos (con jornadas laborales exageradas, todo hay que decirlo) y muy baratos, ha hecho furor en bancos, consultoras, telecos y grandes empresas en general. Las prejubilaciones se han convertido así en una estrategia de reducción de costes y en cambios radicales en la forma de producción tendentes a la subcontratación generalizada, de manera que los viejos empleados son sustituidos por la tecnología o por la externalización. Pero se ha producido así una descapitalización enorme en muchísimas compañías, y hemos dejado en casa a millones de personas de cincuenta años o poco más, inutilizando y despreciando sus conocimientos en la soledad del “dolce far niente”. Todo ello, sin olvidar que, además, les hemos condenado a una pensión bastante más baja de lo que habrían disfrutado si se hubieran jubilado a los 65 años.

Una sociedad en la que los chavales empiezan a trabajar muy tarde (la edad de incorporación laboral de nuestros licenciados es demasiado alta), lo hacen precariamente durante varios años y son jubilables a los cincuenta, es una sociedad insostenible y absurda. Es ésta una de esas cosas en las que el mercado muestra su ceguera y su inevitable insensibilidad social.

Admito que las prejubilaciones fueron necesarias en la reconversión industrial, que pueden serlo como mecanismo de ajuste laboral para la competitividad globalizada, o para adaptar las plantillas laborales, incluidos los directivos, a la evolución tecnológica y estratégica de la gestión empresarial… pero son un desastre social. Mucho más teniendo en cuenta que la carrera de cotización de la Seguridad social de las nuevas generaciones empieza a ser peligrosamente corta, y con demasiados períodos de vacío en las cotizaciones.

El debate entre el empuje juvenil y la experiencia de la edad es tan aburrido como generalista, pero permítanme una referencia personal. A los 38 años, fui vicelehendakari de un complejísimo gobierno de coalición en el País Vasco, durante los años ochenta. Si alguien me preguntara, ahora que he cumplido los sesenta, si lo haría hoy mejor que ayer, contesto con absoluta convicción, que sin duda alguna.

¿Cuántos médicos, profesores, abogados, ingenieros, maestros de taller, fontaneros, arquitectos, etc., no dirían lo mismo? Es falsa esa idea tan utópica de que los prejubilados pueden seguir aportando a la sociedad mucha de su experiencia y de sus saberes. Fuera del trabajo formal, es muy difícil, por no decir imposible, que un profesional encuentre un circuito de transmisión y actualización de sus saberes. Como dice un amigo mío: “Paré al borde de la autopista para permanecer en la carrera, y sólo vi pasar los coches de la vida, a toda velocidad, sin que nadie reparase en mi”.

Edad de jubilación
También lo son económicamente hablando. Sencillamente, no es sostenible jubilarse a los 50 cuando la esperanza de vida supera los 80. Cuando fijamos los 65 años como edad de jubilación, la esperanza de vida en España no llegaba, ni de lejos, a los sesenta años.

Es verdad que eran los años cuarenta, recién acabadas las guerras, pero la prolongación de la esperanza de vida ha sido tan enorme, en este período, que todos los cálculos actuariales que dieron soporte a esa edad mítica de los 65 han quedado superados por una realidad, absoluta y afortunadamente, muy distinta. Por eso, también debemos ser consecuentes y aportar a nuestra Seguridad Social las reformas necesarias para hacerla sostenible, también en esta materia de la edad de jubilación.

Desconozco el proyecto de reforma que el Gobierno presentará a los agentes sociales y económicos para la revisión del sistema en el seno del Pacto de Toledo. No quiero entrar aquí en las necesidades –muchas de ellas contradictorias y hasta antagónicas– de esa reforma.

Afortunadamente, tenemos una Seguridad Social saneada y un secretario de Estado solvente, que saben lo que hacen. Pero, desde una perspectiva social y económica, no encuentro más que argumentos favorables a la prolongación de la vida laboral de los españoles, lo que implica hacer difícil y costosa la prejubilación, y estimular o atrasar la jubilación más allá de los 65 años. Ello ayudaría, además, a mejorar la contributividad del sistema y facilitaría otras reformas en otra dirección.

Naturalmente, hay excepciones. Todos sabemos que hay oficios y actividades que, objetivamente, no permiten la prolongación de la actividad profesional más allá de los sesenta y cinco años, pero con esa flexibilidad, y en el marco de los acuerdos necesarios en el diálogo social, no entiendo porqué no podemos hacer lo que otros países (Alemania entre otros muchos), están haciendo en esta materia.

Expansión, 21/01/2010

20 de enero de 2010

Intervención Presentación del Programa de la Presidencia Española.20/01/2010

Ramón Jáuregui Atondo (S&D).

-Muchas gracias, Presidente.

Yo quería decirle, Señor Presidente, que con toda sinceridad, ha hecho usted una presentación magnífica de lo que va a ser la Presidencia Española, a mi me parece que ha sido un extraordinario discurso.

Yo quería preguntarle por América Latina señor presidente, creo que es muy importante para Europa y desde luego Europa también lo es para América Latina.
Hay muchos lazos humanos, muchos intereses empresariales, muchos países emergentes en la propia América Latina como Argentina, como Brasil, como Méjico, que forman parte de esa nueva gobernanza del mundo que tiene que hacer alianza con Europa.

Yo quiero preguntarle, Señor Presidente: ¿Cuales son los planes de la Unión Europea y de su presidencia para América Latina? ¿Qué se pretende de la cumbre con América Latina? ¿Cuales son los proyectos de la Unión Europea, con su presidencia, con América Latina?.

18 de enero de 2010

Intervención Sesión Plenaria 18/01/2010. Agradecimiento a Francia y Portugal por su colaboración en la lucha contra ETA.

Ramón Jáuregui Atondo (S&D).

– Señor Presidente, hace sólo unos días se produjo la detención de dos comandos de ETA por parte de las policías francesa, portuguesa y española. Eran dos comandos que iban a cometer atentados terroristas en España con explosivos.

Quiero dejar constancia pública aquí del agradecimiento que tenemos todas las víctimas del terrorismo en España por la colaboración policial de Portugal y de Francia en este acontecimiento importante. Porque esto es también hacer Europa. Quiero recordar, Señoría, que en España ha habido casi mil muertos por la acción terrorista de ETA y que no hay razón ninguna, ni política ni moral, ninguna razón que justifique la acción del terrorismo.

Muchas gracias a Francia y a Portugal por la colaboración en la lucha contra ETA.


 

Si el escáner es lo más seguro, la seguridad se acabará imponiendo.


En su opinión, ¿es el mejor momento para que Zapatero lidere la Unión Europea?

-Lo que importa es que a España le toca presidir la Unión en un momento histórico y tiene la oportunidad de darle un peso político en los grandes foros mundiales, porque es un país, España, muy europeísta. Creo que será una gran presidencia y son profundamente injustas las críticas a un trabajo que aún está por hacer.


-La principal crítica es que el país que será el último en salir de la crisis debe sacar a Europa de la misma crisis... ¿Ha hecho el Gobierno bien los deberes en materia económica?

-El Gobierno ha hecho lo que debía en el combate contra el crash financiero. Ahora bien, España debe recuperar competitividad y cambiar el modelo productivo. Nos falta transmitir al país una voluntad más comprometida, hacer un discurso de esfuerzo colectivo. Somos los últimos porque hemos sufrido una destrucción de empleo mayor que ningún otro país, pues gran parte de nuestra actividad era la construcción. Hay que esforzarse más -todos los trabajadores, desde los periodistas hasta los abogados-, gastar más dinero en formación.

-¿En qué es líder la Unión Europea si EEUU está intentando abanderar también la lucha por el clima?

-En combate medioambiental, en voluntad de lucha contra el cambio climático, en ayuda humanitaria, en cooperación al desarrollo... Europa es líder. En respeto al Estado de Derecho y a las libertades fundamentales, Europa es un ejemplo. El problema de Europa es que tiene el riesgo de la marginalidad si no refuerza una posición unívoca, una única voz fuerte en las grandes mesas de la gobernanza del mundo. La UE tiene herramientas para ser la segunda gran potencia mundial pero los intereses internos, las divisiones, nos lo impiden.


-Habla de ayuda humanitaria... ¿Está Europa preparada para dar una respuesta rápida a catástrofes como la de Haití?


-Europa, a través de sus naciones, es líder en eso aunque probablemente EEUU, por la proximidad geográfica, hará un mayor esfuerzo que nosotros. Pero la suma de todos los países europeos es superior a ningún otro país. Lo que pasa es que también en esto hay que poner en marcha una coordinación, una respuesta unitaria. Probablemente esto funcionará mejor mañana, pero Europa se hace golpe a golpe, paso a paso.

-¿Implantará la UE los escáneres corporales en los aeropuertos?


-Yo me temo que el incremento de la seguridad es una demanda ciudadana. Hay que mejorar la investigación policial, pero no estamos en condiciones de asegurar que por mucho y bien que se trabaje en ese terreno, la única seguridad plena no sea un control exhaustivo de todos los pasajeros. No descarto que la UE acabe concluyendo que un sistema de escáneres o algo parecido va a ser necesario en todo el mundo. Si es un sistema más seguro, la seguridad se acabará imponiendo.

-¿Qué nota le pone a Zapatero en este segundo mandato?


-Es una legislatura difícil, mucho más que la primera. Yo creo que 6,5 es una nota razonable, pero de todas formas la nota hay que ponerla al final.

-¿Se presentará el presidente de nuevo en 2012?


-Sí. Tiene que rendir cuentas de su propia gestión, es el secretario general del PSOE, no hay alternativa y lo lógico es que dé continuidad a su trabajo presentándose a las elecciones. No existe un debate interno sobre eso.

-¿Estamos asistiendo al fin de la banda terrorista ETA?


-ETA está acabando, está en el fin de su trágica historia. Costará, durará años, el final de ETA no creo que sea un final como en las películas, en el que diga "lo dejo". Pero sí veo a ETA deshilachada. Quedan comandos que te pueden mandar un paquete bomba o poner una bomba lapa, pero eso es puro terror y pura muerte. ETA ya ha perdido, ya está fuera de la agenda y de la política.

Entrevista: ElCorreoWeb.es
17/01/2010.

15 de enero de 2010

"Es necesario establecer políticas públicas flexibles y ambiciosas a favor de la RSE".

"Empresa y Sociedad en el Nuevo Siglo", ha sido la primera conferencia del año del Foro Antares, celebrada la tarde del jueves 14 en Sevilla.

Hoy, mas que nunca, es necesario establecer políticas públicas flexibles y ambiciosas a favor de la Responsabilidad Social de la Empresa en un contexto de crisis financiera global, ya que todavía quedan retos pendientes.

Estamos más que en una época de cambios, ante un cambio de época y en el futuro que se está pergeñando ante nosotros, nada será igual.

Entre las grandes transformaciones que están acompañando este comienzo de siglo, se pueden destacar cuatro grandes tendencias:

- una revolución tecnológica.

- una globalización económica y productiva sin precedentes.

- una acumulación de fenómenos sociales desconocidos, como la revolución femenina, migraciones, concentración urbana o envejecimiento demográfico.

- una revisión ideológica muy incierta.

La caída del muro y la crisis del capitalismo financiero dejan abierto el horizonte a una reconsideración de la ecuación Estado-Mercado y una renovación profunda del contrato social.


Y ante este contexto, hay dos actitudes posibles: quedarse de brazos cruzados o tratar de influir y reformar la organización de la economía y del mundo.


Es por esto, que se da una extraordinaria oportunidad para reformular un proyecto progresista y reformista que se puede identificar en diversas tendencias.

Estas tendencias son:

- La propuesta de un multilaterismo cooperativo del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

- El "avance rápido" de la gobernanza del mundo y la economía

- La configuración de "una nueva arquitectura financiera global" con la aparición de nuevos organismos de supervisión y regulación financiera.

Pero todos estos cambios no son ajenos al mundo de la empresa, sino al contrario, todo apunta a que la empresa se inserta en un mundo de mutuas exigencias con la sociedad, las instituciones, los ciudadanos y sus representantes.

Por otro lado, hay que considerar que ha aumentado el poder de las empresas, su influencia y su capacidad de intervención en la sociedad, pero no obstante, también es mucho más vulnerable.

Todos estos cambios, son los que están teniendo una progresiva influencia en la expansión de la idea de la responsabilidad social empresarial, de forma que, la clave no radica en la buena voluntad de las personas, ni en la fuerza reformista de la utopía, sino la idea de que, por primera vez en la historia del mercado, la sostenibilidad es competitiva.

Las empresas han comprendido que en el siglo XXI sus estrategias de competitividad en la globalización no pueden basarse en la devaluación del medioambiente, ni en el maltrato laboral, ni en el incumplimiento de normativas internacionales en materia sindical o derechos humanos, sino que es la superación de esos mínimos, en todos los planos, lo que incrementa su competitividad.


La Responsabilidad Social de las Empresas se ha convertido en un movimiento estructural necesario de transformación.

Conferencia realizada para la Fundación Antares, y coordinada por CEPES Andalucia.



En este enlace se puede ver el video resumen.

13 de enero de 2010

Entrevista sobre la Presidencia Española UE.(La noche en 24 horas).




Señor Jáuregui: ¿Es razonable que el país que lidera el paro en Europa y que aún no ha conseguido tener cifras que le saquen de la recesión, pretenda liderar la salida de la crisis de países que no tienen esas cifras de paro, ni de lejos, y que ya han salido de la recesión?

Hay que decir, que nuestra cifra de paro, es una cifra procedente de un problema estructural que tiene España desde hace mucho tiempo. Nosotros somos un país que ha tenido dos millones de parados hace dos años, cuando estábamos en el apogeo del crecimiento económico pero eso no nos impide, el que tengamos una cifra de paro tan importante, en gran parte, como consecuencia del fenómeno inmobiliario etc, etc, no nos impide, que como presidentes de la Unión Europea ejerzamos un papel, que tengamos una política que proponer, coordinemos las políticas, propongamos una salida coordinada a los estímulos económicos, hay que ejercer la presidencia y no solamente estamos legitimados, yo creo que lo haremos muy bien.

El presidente del Gobierno se enfrenta estos días, a las críticas durísimas en algunos medios de comunicación, seguramente, usted las habrá oído también: británicos, franceses, alemanes y también americanos, cuando lee estos comentarios ¿No se pregunta usted si el gobierno está haciendo alguna cosa mal y deberíamos revisar determinadas políticas?

Bueno, para empezar, tampoco hemos hecho tantas cosas, porque hay que recordar que llevamos diez días de presidencia y siete de ellos han sido de fiestas navideñas...

Si, pero se critica sobre todo políticas que se están poniendo en práctica en España para salir de la crisis, por las dificultades que tiene España de salir de la crisis...


Tampoco España pretende aplicar a toda Europa lo que viene haciendo aquí.Cada país tiene su realidad, tiene su macroeconomía, tiene sus circunstancias.Yo creo que España lo que pretende es proponer a la Unión Europea, una política económica coordinada para ir tirando adelante y saliendo de la crisis, creando empleo.
Esta es la pretensión de esta presidencia que coordina un órgano intergubernamental como es Europa en materia de política económica y eso alguien tiene que hacerlo y a España le corresponde hacerlo, y yo creo que lo hará bien.
A mi me parecería mucho mas preocupante que nadie hablara de nosotros, que nadie dijera nada de España, porque "de España no se espera nada".
Es importante que España ha iniciado su andadura como presidencia de la Unión Europea, convocando a los sabios, a Solbes a Delors a Felipe González, para construir lo que llamaríamos una política económica mas coordinada con los países de la Unión Europea y esa es la pretensión que yo creo que a veces, suscita críticas de los euroescépticos o de los que no creen en Europa.

Bueno, también hay críticas por parte del gobierno alemán que no se puede calificar de euroescéptico a propósito de establecer políticas comunes europeas, incluso sanciones.Desde Alemania se ha llegado a hablar de falta de sensatez en estas medidas ¿usted que opina?

Pienso que ha habido un malentendido sobre esto, la idea de establecer un seguimiento, no con sanciones, sino con compromisos que los gobiernos tienen que ir asumiendo, y es a propósito de lo que se llama la estrategia de Lisboa.
Perdonemé pero ustedes saben, que hace diez años en el 2000, se estableció el objetivo de que Europa fuera en el 2010, el país del mundo mas competitivo, con el máximo empleo y la máxima cohesión social.
Ahora se renueva esa estrategia de Lisboa hacía el año 2020 y todo el mundo coinciden que si ha fallado la estrategia de Lisboa, porque hoy no somos en Europa el país mas competitivo del mundo ni tenemos el máximo empleo, desgraciadamente, es porque no se han monitorizado, no se han seguido, no se han aplicado con criterio exigente a los países países los compromisos de la estrategia de Lisboa y justamente en la renovación de esa estrategia para el 2020, España ha dicho: Tenemos que hacerlo mejor, tenemos que establecer compromisos, exigencias y esa perspectiva a suscitado un debate falso sobre si se va a aplicar sanciones o no, España no ha hablado de sanciones, España ha hablado de la conveniencia de ser mas exigentes en los compromisos de los países hacía la estrategia del 2020.

Y al margen de las sanciones, posibles o no, en esta materia...¿Considera usted que los gobiernos europeos, los gobiernos nacionales, deben ceder todavía mas poder a Bruselas para dictar la política económica mas allá de lo que puedan decidir los electores de cada uno de estos países?

Yo, en general, soy partidario de que hay que ceder soberanía hacia un espacio común llamado "Unión Europea" en general, en casi todo, en la persecución de los delitos que son cada vez mas supranacionales, en la política económica, en la manera en la que Europa expresa una voz en el G-20, en la búsqueda de una fiscalidad trasnacional en la búsqueda de una política eficaz contra los paraísos fiscales, en la búsqueda de una política para la energía hacia Europa, en todos los problemas Europa necesita tener una mayor organización y eso reclama -en mi opinión- una cesión de soberanía.

Permitamé que le pregunte sobre esto, ¿No se puede producir ahí un déficit democrático? Pongamos un caso muy concreto, si los electores españoles eligen-como han elegido- a un gobierno socialista que quiere subir algunos impuestos y en Bruselas la mayoría es conservadora y decide bajar los impuestos ¿No hay un déficit democrático?

Lo importante, es que la Unión Europea, no tomará una decisión contraria a lo que son las elecciones europeas. Aquí hay un parlamento elegido el 7 de junio del año pasado, y esa representación parlamentaria, directamente elegida por el pueblo europeo, por sus naciones, esta ahí y tiene capacidad para hacer leyes y normas.
Yo le hago otra pregunta al revés, piense por ejemplo, lo que fue la decisión de la creación del euro, el euro se creó mediante un acto de cesión de soberanía supremo porque los españoles renunciaron a la peseta, los franceses al franco, los alemanes al marco y hoy, hay una moneda común.
Para que haya una política común, para que vayamos al G-20 los europeos y seamos eficaces, para la creación de una fiscalidad internacional y etc hace falta esa cesión de soberanía y eso no es déficit democrático porque hay instituciones democráticas en Europa y son los gobiernos europeos que están en el consejo europeo y es el parlamento europeo elegido por los europeos.

Permitamé que le haga ahora una pregunta de ámbito nacional: ¿Usted considera que el presidente Zapatero debe presentarse a una tercera elección o debe hacer como Aznar que es retirarse después de la segunda legislatura?

Yo creo que para retirarse, tendría que haberlo dicho antes, Aznar lo dijo y Zapatero no ha dicho nada en ese sentido, yo pienso que lo coherente es que él , al final de su segundo gobierno, se vuelva a presentar a las elecciones.
Yo no contemplo otra posibilidad, se lo digo sinceramente.

No contempla otra posibilidad pero...¿Le parece bien la fórmula de que los presidentes estén como mucho dos legislaturas en el poder?

Bueno, esa es una opción que es legítima, Aznar la hizo, él dijo: voy a a estar dos legislaturas y luego me voy a ir, pero esto no es un compromiso que haya asumido Zapatero y no es menos democrático por estar mas de dos legislaturas, de hecho, hay muchisimos presidentes autonómicos y muchisimos presidentes de muchos lugares del mundo que repiten y también es legitimo democraticamente que los ciudadanos le elijan; si él se presenta y le eligen es igual de democrático.
Yo pienso que en esta ocasión, la opción lógica es que si él no ha establecido un compromiso previo en sentido contrario, y no lo ha hecho, él rinda cuentas de su gestión y sea el candidato socialista porque es nuestro referente, nuestro secretario general y nuestro presidente.

Una pregunta mas, señor Jáuregui ¿Echa de menos la política nacional?

No, yo estoy desarrollando una tarea en la que personalmente me siento muy cómodo, es verdad que aveces, la política europea está demasiado alejada de la política nacional. Me gustaría que estuviéramos mas presentes.
No le oculto que a veces, un poco de nostalgia por la lejanía y por la distancia, se tiene , pero para mi, la experiencia europea me parece sobretodo, muy enriquecedora, muy interesante y dentro de lo que es mi propia trayectoria ,es un espacio que me apetecía y me hacia falta desarrollar.


Entrevista para La noche en 24 horas.11/01/2010.



8 de enero de 2010

Intervención en "Nueva Economía Fórum" 8/01/2010, Bilbao.




Está mañana he asistido como presentador de la Conferencia de la portavoz del Gobierno vasco y consejera de Justicia y Administración Pública, Idoia Mendia, en el "Fórum Europa. Tribuna Euskadi", organizado por Nueva Economía Fórum,

Durante mi intervención he destacado que a la Justicia hay que dotarla de todos los medios, lo que a mi juicio ocurre en el País Vasco desde hace muchos años, dejarla trabajar y respetar sus decisiones y lamento que nunca hemos respetado a la justicia suficientemente, ni siquiera últimamente.

Hay una invasión preocupante de la independencia de la que deben disfrutar los jueces a la hora de impartir justicia.

Por otro lado, he resaltado el papel de la consejera de Justicia y portavoz del Ejecutivo de Vitoria, a la que considero una responsable política capaz de poner a Euskadi en la vanguardia de la conquista del desarrollo de los derechos humanos.

Es jurista, es mujer, es vasca y es socialista, y yo me enorgullezco de ello.




Fotos: Nueva Economía Forum.

2 de enero de 2010

Nada será igual

Entramos en la segunda década del siglo XXI con esa sensación finisecular que tanto gusta a los humanos. La afirmación de que estamos, mucho más que en una época de cambios, en un cambio de época tiene sin embargo poderosas razones para ser tomada en cuenta. La fuerza innovadora del cambio climático, la aparición en la escena internacional de los países emergentes, la superación del modelo energético del petróleo, la reformulación de la arquitectura económico-financiera del mundo, el multilateralismo cooperativo que propugna Obama para el planeta, el comienzo de una nueva andadura europea después de aprobado el Tratado de Lisboa y la convergencia de una serie de fenómenos sociales que transforman y hacen más compleja la gobernanza de las ciudades del mundo -concentración urbana, inmigración, multietnicidad, etcétera- son algunos de los parámetros transformadores de nuestro futuro inmediato. Demasiadas cosas para detallar en un comentario breve sobre nuestras perspectivas futuras. Me detendré por ello en tres temas principales:

1. "Nada será igual a partir de esta crisis". Es otra afirmación que comparto. La naturaleza sistémica de la crisis financiera que hemos sufrido y sus gravísimas repercusiones en el empleo y en las economías públicas de todo el mundo generarán cambios impensables hace sólo unos meses. En el campo estrictamente técnico, una ola regulatoria cambiará el marco legal nacional e internacional de la actividad financiera: Más supervisión nacional de las entidades financieras, nueva y mejor coordinación internacional de la supervisión, límites a los bonos con mayores gravámenes fiscales, combate a los paraísos fiscales, mayor transparencia internacional y probable fiscalidad transnacional de los movimientos financieros son algunas de las medidas que vienen. En el campo más político-ideológico, la crisis de 2008 podrá compararse en su dimensión a la caída del Muro en 1989. Si la implosión del comunismo debilitó a la izquierda -que arrastraba ya entonces una enorme incapacidad para adaptarse a la globalización económica-, la crisis financiera de estos años, fruto de una descomunal irresponsabilidad del corazón del capitalismo, reformulará las relaciones entre empresa y política, y alumbrará una nueva ecuación entre mercado y Estado, quizás bajo un nuevo equilibrio de más Estado y mejor mercado.

2. De la crisis que sufrimos no saldremos gratis ni fácil. Los vascos, y los españoles en general, tendremos que hacer grandes esfuerzos. Todo indica que pasaremos años para recuperar crecimiento, absorber paro, reconducir los altos endeudamientos públicos, cambiar el modelo productivo, recuperar competitividad, etcétera. La dimensión de los cambios que vienen afectará a nuestra cultura actual del confort y de la responsabilidad colectiva. El país tiene que adaptarse a tiempos exigentes, a esfuerzos colectivos, a consensos necesarios, a liderazgos comprometidos. Sé que son sólo palabras, pero no tengo otras para expresar lo que viene y para responder a la naturaleza de nuestros retos. Hemos vivido quince años extraordinarios en términos de crecimiento económico y de rentas y progreso social. Los próximos años debemos realizar grandes esfuerzos por seguir siendo un país económicamente competitivo, con pleno empleo y con máxima calidad laboral. Tenemos que revisar casi todo: nuestra estructura presupuestaria (desde los ayuntamientos, a las comunidades autónomas y al Estado), nuestros servicios públicos, la calidad universitaria y sus costes, el mercado laboral y los costes del empleo, la fiscalidad general. Estamos llamados a renovar nuestro contrato social recuperando las mejores herramientas del consenso y el compromiso, y si no lo hacemos, lo pagaremos.

3. Aquí, en nuestro patio trasero, también están ocurriendo cosas. El cambio de gobierno en Euskadi ha superado sus primeras pruebas. Al Gobierno de Patxi López le toca ahora la gestión de la crisis, con especial atención al mantenimiento y la renovación de nuestros sectores productivos, la modernización del sistema educativo integral, en particular del universitario y del sistema de I+D+i, todo ello en el marco de un relato político superador del debate identitario, desde un vasquismo plural y autonomista. No creo que veamos el fin de la violencia todavía, pero es evidente que caminamos hacia él, irreversiblemente. Una sola expresión de izquierda abertzale independentista surgirá algún día del abanico partidario que se engloba en esas tres palabras y eso será signo de paz y de clarificación política definitiva de nuestro mapa político y, quizás, oportunidad histórica de renovación de nuestro autogobierno y del marco político vasco en España. No será pronto, pero llegará.

Tan importante como los cambios es preverlos y adaptarse a ellos. En política, como en otras esferas de la vida, es necesario mirar al horizonte y ubicarse en el rumbo adecuado. Nuestra sociedad está cambiando aceleradamente y la actitud ignorante de despreciar los cambios, o la irresponsable de creer que 'esto pasará', sin hacer nada, nos conducirán al retraso y a la marginalidad ¡Y todos sabemos quiénes sufren en esas circunstancias!


El Correo, 2/01/10